La gran mentira de todos los tiempos es el cambio. Ello no existe.
Al madurez se te clava a puñetazos y la vida deja de ser importante y única cuando todo se tiñe con el tono de la rutina.
Lo divertido se deja a un lado, y lo infantil también.
Proyectos que con ilusión empezamos se han quedado totalmente estancados, sin una explicación más coherente que la del olvido.
Nada más que decir, tiremos de la cadena o vomitemos cualquier escusa que nos haga revivir.
Si no, esto se va a la mierda.
Tania Llamando a Eli y David.